Sociedad
Sobre ser hombre y salud mental
Personalmente me genera conflicto hablar de este tema. Una parte de mi dice “no tienes derecho a hablar del sufrimiento de los hombres, porque no es nada comparado al sufrimiento de las mujeres en esta sociedad machista”. Pero creo que justamente por esto quiero hablar al respecto.

Hoy es el día internacional del hombre (19 de Noviembre), y aprovecho para traer la atención sobre el estado de la salud mental en hombres. Haciendo la salvedad de que hablaré de un sistema que no sólo ha dañado nuestra salud mental, sino la de todos.
¿A qué sistema me refiero? Pues al sistema que promueve el machismo, la sobreexigencia, el individualismo y la autoexplotación.
Como psicoterapeuta estos temas sociales me competen porque nuestra conducta (mi foco de trabajo) es resultado de la interacción de mis pacientes con su contexto (su familia, su barrio, la sociedad, la cultura). Si ese entorno no es positivo, la conducta no va a ser muy “buena” porque necesita adaptarse a las adversidades que presenta el contexto. De esta forma, alguien que crece en un entorno violento, puede tener a la violencia en su propia conducta, o a estar en un estado permanente de alerta a la espera del siguiente acto violento.
En hombres, la manera en que el contexto nos ha afectado es terrible. Lastimosamente es común en conversaciones que tengo con amigos hombres el normalizar los abusos sexuales que hemos atravesado. El acoso, la violación de límites, la humillación parecen ser experiencias que simplemente debemos dejar pasar. Hablar al respecto puede tener dos resultados: burlas, o juicios.

Por un lado, podemos recibir burlas que vengan de una idea sobre lo que debemos ser, pensar y hacer como “hombres” que somos. Aquí es donde nuestro contexto ha creado una idea absurda e inhumana de lo que es ser hombre. Nos crían con un sentido de “fortaleza” que solo puede ser demostrado rechazando nuestra propia humanidad – nuestras emociones y necesidades afectivas. Entonces, si expresamos “debilidad”, recibimos burla – “maricón” o “niñita” (porque además asumimos que ser niña por alguna razón es algo negativo).
Por otra parte, podemos recibir juicio. Esto lo veo más recientemente como resultado de cambios en nuestras perspectivas sociales sobre roles de género. En este caso, lo que parece suceder es que al expresar algo como “los hombres también sufrimos las consecuencias del sistema patriarcal” recibimos juicio – “no te quejes que no la tienen peor que las mujeres”. Entonces debemos silenciarlos, no por vergüenza a que nos humillen por no ser “hombrecitos”, sino por culpa. Culpa por ser hombre y reconocer que este sistema me ha fallado también. No podemos quejarnos, la mujer la tiene mucho peor, no? Y si! estoy totalmente de acuerdo con que no hay ningún género al que el sistema patriarcal haya violentado más que al de la mujer, pero una cosa no invalida la otra.
Los hombres y mujeres sufrimos bajo el sistema patriarcal machista porque es un sistema construido para ir en contra de nuestra humanidad. No permite la vulnerabilidad al hombre, ni la fortaleza en la mujer. No permite la libertad de expresión sexual en ninguna de las dos. No nos permite ser.
Al hombre entonces no le queda mucha opción. Nos quedamos callados. Preocupados por proyectar la imagen que debemos proyectar.
En la sociedad actual habemos muchos hombres “deconstruidos” o en proceso de deconstrucción… pero nadie nos dice qué hacer luego de deconstruirnos. ¿Qué hago con todas estas piezas desordenadas que me llenan de culpa y vergüenza?

Así llegan hombres completamente destruidos a mi consulta, y nos toca hacer un trabajo fuerte de reconstrucción. Nos toca aprender a vernos, aceptarnos, expresarnos. Reconocer que, aunque no somos los que salimos peor en este sistema, sí que nos afecta, sí que nos hiere, sí que nos mata – no es casualidad que de cada dos personas que se suicidan a nivel mundial, dos son hombres (International Association for Suicide Prevention [IASP]).
No poder expresar quiénes somos es vivir en rechazo de quienes somos. No poder reconocer,a ceptar y expresar las diferentes partes de lo que me hace humano (no hombre – humano) es necesario para la salud mental. Mientras vivamos en una sociedad que no permite al individuo ser, que no nos permite generar comunidad desde la vulnerabilidad y la compasión; mientras se nos siga presionando a ser de una manera que no se alinea necesariamente con lo que somos…mientras no cambiemos este sistema, el sufrimiento de hombres y mujeres no acabará, y los psicoterapeutas seguiremos teniendo mucho trabajo que hacer.
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